Reflexiones

Lo que las cooperativas pueden enseñar a los políticos

28/10/2019 Pepe Albors

Las 7 diferencias en el ejercicio de la democracia

cooperativa escuela de democracia

En noviembre volvemos a votar por cuarto año consecutivo para ver si somos capaces de que se forme un gobierno estable en España. Seguro que muchos coincidiremos en que la causa que nos ha llevado a repetir las elecciones de forma continuada ha sido básicamente que, no teniendo ningún partido mayoría suficiente para poder gobernar, se han mantenido los bloqueos que no han permitido formar gobierno estable, donde además han primado más los intereses partidistas que el interés general.


El objetivo de este post es hacer una comparativa de cómo se entiende el ejercicio de la democracia por parte de la clase política, frente a cómo ejercen el ejercicio de la democracia las cooperativas.


Partimos de una coincidencia básica:


En las sociedades democráticas todas las personas tienen un voto y en las cooperativas la máxima es una persona un voto. Es la democracia económica por excelencia; además en la cooperativa mandan las personas y no el capital. El capital también es importante, pero está al servicio de las personas y del interés general, cosa que en la política no queda muy claro.

Las cooperativas son escuelas de democracia

Las sociedades democráticas se basan en la independencia de los tres poderes: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. El problema actualmente es que cada vez más esta independencia está en entredicho.


Voy a tratar de explicar las 7 diferencias que a mi modo de ver tienen las cooperativas al ejercer la democracia, y cómo creo que entiende la clase política el ejercicio de la democracia participativa.

Las 7 Diferencias entre la política y las cooperativas

en el ejercicio del valor supremo de la democracia

1 En la cooperativa la democracia se ejerce todos los días en el lugar de trabajo. En la “política” votamos cada 4 años.
2 En las cooperativas prima el interés general por encima del interés individual. La cooperativa es de todos y no es de nadie al mismo tiempo. En la política prima el interés partidista, o el interés del político de turno, por encima del interés general y de la ciudadanía.
3 En la cooperativa elegimos a los más preparados para la dirección y gobierno de la misma, nos va en ello nuestro futuro. En la política se eligen los candidatos en listas cerradas, donde los partidos ponen a las personas que quieren en los primeros lugares, así se elimina la posibilidad real de elegir a las personas más adecuadas. Al final, tenemos políticos cuyo único mérito es escalar posiciones en el partido para, así, asegurarse un buen puesto en las listas.
4 En las cooperativas, si alguien abandona la cooperativa el Consejo Rector puede calificar la baja como justificada o no justificada y, en función de cómo la clasifique, puede retener hasta el 30% del capital social y no devolvérselo al socio que abandona la cooperativa. En la política, si un político elegido abandona el partido se lleva su escaño, sin ningún tipo de penalización. Se genera el problema de los tránsfugas.
5 En la cooperativa la palabra clave es consenso, es decir, se intenta conseguir que todos formen parte de la solución, y que nadie quede fuera y sea parte del problema. Para ello se razona, se debate, se cede, se acuerda, hasta llegar a un equilibrio y armonía donde todos ganan. En la política la palabra clave es mayoría suficiente o absoluta para poder imponer sus tesis y propuestas a los demás. Lo que se viene llamando la “política de Rodillo”.
6 En la cooperativa se gestiona y gobierna para todos. Una vez elegido el Consejo Rector, éste tomará las decisiones favorables para el conjunto de la cooperativa. En la política se tiende a gobernar para sus afines, que son los que te han votado, y se siguen haciendo políticas partidistas, tanto dentro del partido como posteriormente en los parlamentos.
7 En las cooperativas ponemos a la persona en el centro de la actividad económica. En la política se ponen los políticos en el centro, y “el que se mueve no sale en la foto”.

 

Bueno, quizás me ha quedado un poco sesgado; la verdad es que tengo también una gran opinión de miles de políticos que no son los que aparecen habitualmente en los telediarios.


¿Qué es lo que está fallando?


Como os comentaba anteriormente, las cooperativas son escuelas de democracia y ésta se vive y se ejerce día a día en el lugar de trabajo. En este sentido, hay palabras clave que un cooperativista sabe que no puede pervertir, porque supondrá el conflicto y la muerte de la cooperativa y consiguientemente la pérdida de su trabajo y medio de vida.

Comunicación, Diálogo, Respeto Mutuo, Consenso, Confianza


Estas palabras forman parte del bagaje del cooperativista y son su seña de identidad. En la cooperativa sabemos que nuestros compañeros/as son nuestros aliados/as y no nuestros/as enemigos/as. Podemos discrepar, pero con respeto; no podemos cerrar las puertas al diálogo. Sabemos que tenemos que llegar a un entendimiento y sabemos que tenemos que alimentar la confianza para poder tener futuro como cooperativa y, como os digo, nos va nuestro puesto de trabajo en ello.


En la política hemos entrado en un clima de No diálogo, donde el respeto se ha perdido, donde se oyen barbaridades que ya no nos sorprenden porque nos hemos habituado a escucharlas. El lenguaje ha pasado a ser un lenguaje bélico donde los adversarios son enemigos y atacar a los oponentes y buscar los trapos sucios se ha vuelto norma general.


Y en este clima político estamos, y el problema es que nos estamos acostumbrando, y parece que no pasa nada, porque los efectos en la política son a medio o largo plazo, pero una empresa cooperativa que funcionase así no dura ni dos meses en el mercado y tendría que cerrar.


En democracia podemos estar sin gobierno mucho tiempo; podemos asumir los costes de nuevas elecciones, asumir los costes de no legislar ni tomar decisiones y funcionar con presupuestos prorrogados, y no pasa aparentemente nada. Vuelvo a repetir que en una cooperativa habría que cerrar en menos de dos meses.

 


Alguna solución que el cooperativismo puede aportar para un gobierno de coalición


El bipartidismo al parecer ha muerto. Será difícil que haya mayorías absolutas o suficientes como hasta hace poco. Igual que ha cambiado la forma de consumir televisión - las audiencias se han fragmentado y se ve más televisión a la carta y en dispositivos como tablets y móvil-, la política también ha cambiado.


La única forma de gobernar será a través de acuerdos estables de cooperación, llámense estos gobiernos de coalición, de cooperación, de apoyo a la legislatura o …


En el mundo cooperativo, la intercooperación forma parte de nuestro ADN. La Cooperación entre empresas cooperativas es algo natural en el mundo cooperativo, entendiendo ésta como el acuerdo estable y privilegiado entre dos o más empresas cooperativas que persiguen unos objetivos específicos para cada una de ellas y un objetivo general común. Para ello, requiere compartir uno o más de sus recursos (humanos, materiales, financieros o tecnológicos) y/o actividades (comerciales, productivas o financieras), y compatibilizar sus valores culturales y relaciones de poder.


Para que la cooperación resulte eficaz, tiene que contribuir a reforzar las ventajas competitivas de cada uno de los miembros cooperantes.


En el caso de las cooperativas, detrás de un acuerdo de cooperación deben darse una serie de valores para el éxito de la misma:

 

  • La autoayuda
  • La autorresponsabilidad
  • La igualdad
  • La equidad
  • La solidaridad
  • La honestidad
  • La transparencia
  • La responsabilidad


Podría desarrollar estos términos en clave cooperativa, pero no es materia de este post, sino sólo enumerarlos para que veamos cómo en la política los acuerdos de colaboración carecen en muchos casos de estos valores.


La verdad es que es difícil hablar de democracia interna cuando no hemos desarrollado habilidades y competencias de escucha y empatía.


Es difícil apelar a la igualdad cuando estamos en entornos culturales donde prima el individualismo y el patriarcado.


Es difícil cooperar cuando uno de los valores preponderantes de esta sociedad es la competitividad.


Por esta razón, en FEVECTA intentamos educar y formar a nuestros cooperativistas en competencias de inteligencia emocional (Empatía, Escucha activa, Comunicación, Respeto, Capacidad de análisis y de crítica, Proceso de toma de decisiones complejas, Resolución pacífica de conflictos).


En fin, que tendría que ser obligatorio para dedicarse a la política, que los políticos tuvieran que formarse y educarse en estas competencias.


Así nos iría mejor a todas.
De nada.

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Pepe Albors

Pepe Albors

Hola! Soy Pepe Albors y quiero ayudarte a entender mejor la empresa cooperativa. Creo en la democracia económica, y la cooperativa es el mejor modelo de empresa para llevarla a cabo. No es fácil gestionar y trabajar en cooperativa, la igualdad, la participación democrática, la cooperación, no son fáciles de gestionar. Cuento con una experiencia de 37 años en el mundo cooperativo y os puedo ayudar a que el proceso de conducir un proyecto cooperativo sea más llevadero.

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COMENTARIOS

31/12/2019 15:08 Francisco Montilla Domene

La analogía me parece estupenda y muy procedente en estos tiempos y momentos. El futuro empieza por CO, por ejemplo COOPERAR.

06/11/2019 08:49 Brízida Tomé

Precioso, preciso e oportuno. Gracias.

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