19/01/2016 Pepe Albors
En estos momentos de complejidad y cambios, no atisbamos a ver las soluciones para salir de estas crisis sistémicas que cada vez se repiten con más frecuencia.
Muchos analistas dicen que no es una época de cambios, sino un cambio de época y posiblemente nos hace falta perspectiva para darnos cuenta de los acontecimientos que están sucediendo y que nos están deparando esta crisis, en la que casi todos los expertos están de acuerdo en algo: “Cuanto más concentrada está la riqueza en pocas manos, menor es el crecimiento de un país”.
La desigualdad genera menos crecimiento económico
Ha sido posible consolidar la democracia como el sistema político más eficaz gracias a la generación de las clases medias. Esta crisis, especialmente en España, ha traído como consecuencia una disminución de la clase media, un empobrecimiento de la misma y un enriquecimiento de las clases altas. Esto es un dato y no una opinión.
Hasta organismos tan poco sospechosos de ser de izquierdas como el FMI y la OCDE plantean que "la desigualdad excesiva no solo supone un riesgo para la convivencia, sino que es también un problema macroeconómico".
Hacer lo simple complicado es algo corriente; hacer lo complicado simple, sorprendentemente simple, ¡eso es creatividad!”,
Hay otra realidad que ya nadie niega y es que la globalización está transformando el mundo, y este cambio es cada vez más acelerado, ya que la tecnología se ha desarrollado de forma brutal en los últimos años, trayendo como consecuencia una aceleración de estos cambios y la poca asimilación de los mismos.
Nos encontramos en lo que se ha venido en llamar la tercera revolución industrial, donde ciencias como la robótica, la nanotecnología, la biotecnología, etc. están transformando los sistemas productivos.
Todo esto hace que se esté produciendo el cambio más grande e importante dentro del mercado laboral: los empleados van a ser cada vez menos necesarios para el mercado, y esto realmente es lo que está desestabilizando el sistema capitalista. Cada vez es menos importante la fuerza laboral para aumentar los niveles de producción. Actualmente las nuevas tecnologías están destruyendo más empleo del que pueden generar.
Sectores como la banca, la distribución, las comunicaciones, la industria, el campo… están cada vez más tecnificados y han llevado a gran cantidad de trabajadores al desempleo.
En esto momentos en España y en Europa se atisba un ligero crecimiento económico, pero éste no va acompañado de la creación de empleo, y esta tendencia va a aumentar con el tiempo. Este cambio que se está produciendo va a conllevar inmensos cambios sociales y económicos.
Como decía, estamos inmersos en un cambio que va a modificar nuestro sistema de valores, donde el trabajo se ha convertido en un bien escaso, y, por si fuera poco, la situación tiende a empeorar.
Las condiciones laborales se han precarizado y la solución que nos da el sistema es profundizar en dicha precarización, llevándonos a un absurdo que, en mi opinión, acabará en un conflicto social, ya que nos aboca a un círculo vicioso de difícil salida:
Menos empleo -> empleo precario -> menos consumo -> menos posibilidades
de pagar impuestos -> menos Estado -> menos cobertura social, etc.
Y, así, poco a poco, la sociedad es cada vez más dual: una minoría de gente dispone cada vez de más riqueza y una mayoría de gente es cada vez más pobre. Las empresas invierten cada vez más en tecnología que destruye empleo y esto hace que cierta clase empresarial se enriquezca, pero que la gran mayoría de la gente se empobrezca.
Los datos macroeconómicos confirman esta tendencia (el índice de Gini de cualquier país desarrollado mostrará una dualidad cada vez más profunda de la sociedad). La razón es que vivimos en una sociedad donde el motor del crecimiento ha sido el aumento del consumo, pero si cada vez más gente no tiene empleo, el aumento del endeudamiento familiar y la disminución del consumo van a “gripar” el motor del sistema, al mismo tiempo que nos estamos cargando el estado social de derecho.
Hasta hace poco pensábamos que la solución era “el trabajador del conocimiento” y que los trabajadores más cualificados serían los más beneficiados. Esto empieza a no ser cierto.
Yo imagino a muy corto plazo un mercado laboral de autónomos flexibilizados a la fuerza, subastando su fuerza laboral al mejor postor.
Caramba, me está saliendo un artículo poco esperanzador. La pregunta es: ¿hay solución? Yo creo que sí. Y la solución pasa por: más democracia, más democracia económica, más economía social y cooperativa; en definitiva, más cooperación.
Es el momento de la economía social
El problema no está en la generación de riqueza, sino en su redistribución. El trabajo ha empezado a ser un bien escaso y la solución es muy simple, repartirlo.
Hasta ahora ha sido el Estado social de derecho el que ha garantizado una distribución de la riqueza a través de una política fiscal, con mayor o menor acierto. Esto ha permitido un incremento de la clase media, una mejor educación, una mejor sanidad y una serie de mejoras sociales, que ahora se ven en peligro de desaparición.
Por todas estas razones, ES EL MOMENTO DEL COOPERATIVISMO Y DE LA ECONOMÍA SOCIAL.
Pepe Albors
Hola! Soy Pepe Albors y quiero ayudarte a entender mejor la empresa cooperativa. Creo en la democracia económica, y la cooperativa es el mejor modelo de empresa para llevarla a cabo. No es fácil gestionar y trabajar en cooperativa, la igualdad, la participación democrática, la cooperación, no son fáciles de gestionar. Cuento con una experiencia de 37 años en el mundo cooperativo y os puedo ayudar a que el proceso de conducir un proyecto cooperativo sea más llevadero.
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