31/10/2022 Ana Real
El Poble del Port Coop V cría y comercializa el Tenebrio Molitor y sus derivados para alimentación humana, animal y como fertilizante 100% orgánico
Esta historia empieza con un escarabajo… o, mejor dicho, con miles. El Tenebrio Molitor es un pequeño escarabajo con múltiples propiedades para la alimentación y la salud, y El Poble del Port Coop V se dedica a la cría y comercialización de este insecto y sus derivados.
Lo innovador de esta iniciativa reside en haber encontrado la manera de producir a menor coste nuevas proteínas animales más sostenibles, más sanas y 100% ecológicas para la alimentación humana, animal y como excelente fertilizante y recuperador de tierras apto para la agricultura ecológica, ya que es 100% orgánico.
Los artífices de esta curiosa iniciativa son Ruth Martínez, bióloga, y José Gramage, técnico en Restauración. Se conocían de participar en diferentes asociaciones locales y compartían una preocupación común por la alimentación actual de las personas y los cambios que ambos veían que debía producirse a la hora de ingerir proteínas de origen animal. Debido a su formación y por lecturas que iban compartiendo, un buen día surgió la idea de montar una granja de insectos. “cada uno lo veíamos desde perspectivas diferentes”, admiten. Él, como una alternativa de alimentación para personas con celiaquía u otras necesidades alimentarias, mientras que ella veía el potencial para aportar proteína animal a la dieta de manera más sostenible.
“Al final, el objetivo era similar y, después de darle muchas vueltas, a finales de 2019, nos pusimos en marcha con toda la burocracia; en nuestro caso, al ser una actividad tan innovadora, nos ha costado bastante porque no hay demasiada legislación”, lamentan.
Finalmente, aclaran, “el hecho de que escogiéramos el Tenebri y no otro insecto viene motivado por sus características propias a la hora de criarlo, sus propiedades nutricionales y las posibilidades que da su excremento para revalorizarlo como abono”.
El Poble del Port Coop V realiza su actividad en una granja ecológica, una nave con temperatura, luz y humedad controladas donde crían sus insectos, distribuidos en 1.200 depósitos en los que producen 600 kg de larvas al mes, de momento. La granja está ubicada en el municipio valenciano de l’Olleria, de ahí el nombre de la cooperativa. Como explica Ruth, “hoy tenemos dos túneles que atraviesan la montaña, pero durante toda la vida hemos tenido un puerto bastante dificultoso de transitar que nos mantenía aislados de las otras poblaciones. Para los pueblos vecinos l'Olleria es el pueblo del puerto y decidimos que este podría ser nuestro nombre para identificarnos”.
Proteínas de insectos, el futuro
Ellos lo tienen muy claro, “nos encontramos ante el futuro en cuando a consumo de proteínas. Las proteínas de insectos son más sanas que las de los mamíferos o las aves, pero, a la hora de criarlos, su consumo de agua es prácticamente inexistente, no emiten gases de efecto invernadero y su alimentación depende de residuos vegetales y, muy importante, se pueden criar de forma vertical, por lo que no ocupan casi espacio. Por tanto, Su cría optimizada puede resultar relativamente barata comparándola con la de los otros animales de granja, mientras que los oligoelementos y nutrientes que nos aporta son cuantitativamente y cualitativa superior al de las carnes rojas y blancas”, constatan.
En fin, que los beneficios de este superalimento son numerosas. Y es que el Tenebrio Molitor tiene un amplio abanico de bondades para la salud humana, animal y como abono para la tierra. Cuesta hasta creerlo cuando comienzas a profundizar en el mundo de este pequeño insecto.
A través de su marca comercial ‘Scarabat’, esta cooperativa tiene actualmente implementadas dos líneas de negocio: la primera, bajo la marca Saó, consiste en la venta y comercialización del estiércol producido por el Tenebrio Molitor a lo largo de su proceso vital como fertilizante para la agricultura ecológica, huertos urbanos y plantas domésticas, un antiplagas natural efectivo contra bacterias, hongos y nematodes debido a la alta concentración de quitina natural que contiene, que además impulsa el crecimiento de plantas y frutos; la segunda, bajo la marca Caragus, comercializa las larvas de este insecto como alimento para mascotas y animales de granjas ecológicas como gallinas.
Y, ahora mismo, también tienen abiertas diferentes líneas de investigación con el objetivo de implementar, en cuanto les sea posible, su tercera línea de negocio bajo la marca Gastroinsectes. “Queremos explotar este producto y sus derivados como superalimento para las personas, incluidas aquellas con necesidades alimentarias especiales como alergias e intolerancias a la proteína de la vaca o del huevo, ya que, además, ayuda a reducir el colesterol y hay estudios que certifican su capacidad para reducir la diabetes tipo II en personas adultas, además de aportar cobre, zinc y vitaminas A, C y B12”, explica José Gramaje.
De momento, aún están en fase de pruebas y estudio en lo que a la alimentación humana se refiere porque, aunque la UE ha autorizado su consumo, la comercialización está restringida hasta 2026 a la empresa francesa que lo solicitó inicialmente, lo que, según reconocen, "dificulta un poco las cosas, pero ya estamos trabajando para obtener autorización”.
Esperan, no obstante, que una vez obtengan la autorización, esta línea de negocio reporte buenos resultados, porque la gente está cada vez más mentalizada a consumir insectos o, al menos, alimentos que han sido elaborados a partir de sus derivados como las harinas con las que se pueden elaborar galletas, pasta, etc. Según lo ven ellos, “en este momento estamos en un punto donde la gente de la calle ya ha oído hablar del tema, se han hecho algunos programas de televisión y demás y la gente ya sabe que es posible. Se trata de un tema cultural, hay gente que no los probará nunca, otros que lo harán si están camuflados en harinas y un porcentaje que los probaría gustosamente. Tenemos varios estudios que son bastante claros en cuando a las preferencias culinarias de la población europea en ese sentido y nuestro departamento de Innovación Culinaria lo tiene muy presente a la hora de desarrollar propuestas”.
Una colonia de insectos ‘confinada’
Cuando se emprende cualquier actividad empresarial, nadie puede controlar al 100% todos los factores que pueden llegar a determinar el éxito o el fracaso de la iniciativa. En el caso de El poble del Port Coop V tuvieron que hacer frente a un imprevisto con mayúsculas: el confinamiento de todo el país. El 12 de marzo de 2020, recibieron las colonias iniciales de insectos necesarias para empezar la cría y reproducción. Tan sólo dos días después, el 14 de marzo, se decretaba el Estado de alarma que confinó a todo el país a causa de la pandemia del COVID-19. “Esto nos dificultó mucho realizar una cría correcta, tuvimos alguna plaga que estropeó parte de la producción, problemas con la instalación de calefacción que no nos podían resolver porque la empresa estaba cerrada, no podíamos salir a promocionar nuestro producto, todo era por teléfono y correo electrónico, y con muchos posibles clientes no podíamos hablar porque estaban cerrados. La verdad es que fue complicado, pero esto ha hecho que ahora enfoquemos los retos y problemas de otro modo”, reconoce Ruth.
Como cuenta José, “La verdad es que fue un golpe muy fuerte, nuestro plan de negocio inicial no tiene nada a ver con el actual, primero porque la puesta en marcha de una granja de insectos ha sido mucho más dificultosa de lo que hacían ver los estudios previos que había y, luego porque de repente llegó la pandemia”.
A pesar de las dificultades iniciales, siguieron con sus planes y en abril se constituyeron como cooperativa para lo que contaron con el asesoramiento de FEVECTA. La razón que dan para la elección de la forma jurídica tiene que ver con su visión de cómo debe funcionar una empresa: “Ante la posibilidad de ir ampliando con nuevos miembros de perfiles diferentes nuestra plantilla, nuestra filosofía empresarial, no es un jefe que saca una plusvalía del trabajo de los empleados, sino un equipo que piensa, propone, decide y apuesta por una idea en común, donde todas podemos salir beneficiadas y aportar nuestra fuerza de trabajo”.
En 2021, al abrirse la primera convocatoria del Programa Llamp Ames de Emprendimiento Sostenible de la Generalitat Valenciana, fueron escogidos como iniciativa emprendedora de triple impacto: Social, medioambiental e innovador por razones evidentes. Y en 2022, su cooperativa ha sido escogida como parte de los proyectos Llamp 3i para favorecer la aceleración y consolidación de la iniciativa. La valoración que hacen acerca de su participación en el programa es positiva: “La verdad es que nos han venido muy bien; nosotros como empresa muy nueva teníamos algunas carencias que nos han ayudado a solventar. El año pasado con la auditoría que nos hicieron, obtuvimos muy buenas ideas en cuando a márqueting y este año, con el estudio de nuestra huella de carbono y algunos de los workshop y charlas a las que estamos yendo, nos están supliendo algunas de las cosas en las que estábamos más verdes por decirlo de alguna manera. Está muy bien intentar mentoritzar a las empresas de nueva creación”, admiten.
De cara al futuro, confían en seguir avanzando para cumplir sus objetivos. Ahora mismo tienen varios proyectos en marcha. “En unos meses queremos hacer el escalado del abono y estamos registrándolo como producción ecológica para que sea admitido en todas las producciones agrícolas”, nos cuentan.
A medio plazo, esperan obtener la homologación de sus Tenebrios Molitor para la alimentación humana, lo que les abrirá nuevas líneas de negocio. Y, a más largo plazo, plantean, “realizar el estudio de la viabilidad del Tenebrio como degradador de los plásticos que actualmente no son reciclables y la utilización de los cadáveres de los escarabajos para obtener quitina y quitosano de forma natural”, un biopolímero biodegradable de numerosas aplicaciones en una gran variedad de sectores: en medicina como agente procoagulante y hemostático; en alimentación y nutrición como espesante, emulsionante y conservador de alimentos; en la industria química por sus propiedades en procesos de aglutinación y precipitación, además de utilizarse en el desarrollo de plásticos biodegradables y ultrarresistentes de nueva generación, y en agricultura, por sus beneficios directos sobre el rendimiento de los cultivos.
Así es que, sí, por lo que parece, las proteínas de insectos son el futuro para un planeta mejor.
https://www.instagram.com/scarabat.es/
Ana Real
Soy periodista y máster en comunicación radiofónica. Como responsable de Comunicación de la Federación Valenciana de Empresas Cooperativas de Trabajo Asociado (FEVECTA) me ocupo, entre otras cosas, de coordinar este Blog. El cooperativismo y las cooperativas necesitan un relato para explicarse, para dar a conocer a la sociedad que son otra manera de hacer empresa: más humana, responsable y conectada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y, precisamente, ese relato es el que intento construir en cada uno de mis artículos para llegar cada día a más personas.
El futuro es de lo pequeño, intenso, denso y completo.
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