Buenas prácticas

GESTALMUR COOP V: Cooperativa rural de Servicios de Atención Sociosanitaria a personas en el domicilio

08/03/2021 Ana Real

En un día como el 8 M, sus cinco socias son un ejemplo de empoderamiento femenino y de cómo la fórmula cooperativa les ha ayudado a recorrer su camino hacia la emancipación

Cooperativas de inserción

Me vais a permitir que hoy, 8 de marzo, arranque este artículo refiriéndome a uno de los lemas escogidos en este día para conmemorar el Día de la Mujer Trabajadora de 2021. Se trata del lema del Ayuntamiento de Valencia: “La fuerza de las mujeres sostiene la vida”. Creo que es una de esas veces en que pocas palabras expresan tanto y tan bien una realidad.


Este 8 M, como venimos haciendo últimamente con otros acontecimientos y circunstancias, también debemos verlo a la luz de un año de pandemia, un año que hombres y mujeres hemos vivido marcados por las terribles consecuencias del Covid 19 que han alcanzado a todos los ámbitos de nuestras vidas: el laboral y económico, el familiar y personal, el de la salud.


Pero, como siempre hasta hoy, las mujeres hemos padecido todos estos efectos de manera más acusada. Porque somos nosotras (mayoritariamente y en comparación con nuestros compañeros) quienes conciliamos más, quienes cuidamos más, quienes trabajamos con más precariedad, quienes, en definitiva y de manera más contundente, “sostenemos la vida” de aquellos que nos rodean y no siempre en las mejores condiciones, no siempre en igualdad de derechos y obligaciones.


Y un año más, desde el cooperativismo de trabajo valenciano queremos reconocer el valioso papel de las mujeres en la sociedad, su talento y su entrega. Y poner en valor a las cooperativas como entornos de trabajo especialmente sensibilizados y adecuados para la igualdad de oportunidades y derechos entre hombres y mujeres, como resultado de una cultura empresarial sostenida sobre los principios de la democracia, la solidaridad y la igualdad. Y también mostrar cómo el modelo cooperativo es capaz de empoderar a las mujeres en su camino hacia la emancipación y como vía de autoempleo y desarrollo profesional mediante la suma de esfuerzos, talentos y capacidades.


Hoy queremos poner como ejemplo de este empoderamiento a Gestalmur, una cooperativa de trabajo integrada por cinco mujeres que opera en Gestalgar, una pequeña población del interior de la provincia de Valencia de poco más de 500 habitantes. Presta servicios de proximidad, principalmente de Atención Sociosanitaria a personas mayores y dependientes en el domicilio (SAD), y de limpieza.


En un día como el 8 M, el suyo es un ejemplo de empoderamiento femenino, de inconformismo, de iniciativa y esfuerzo para mejorar su situación laboral y profesional. Pero, además, es un ejemplo de cómo se puede mejorar la calidad de vida de todo un pueblo desde las administraciones públicas mediante la colaboración público-cooperativa, estimulando y apoyando iniciativas empresariales que a la vez que proveen de empleo digno a sus promotoras consiguen mejorar la calidad de vida del entorno, incorporando a la iniciativa un enfoque social, como es el caso de esta cooperativa.


Maribel, Carmen, María Luisa, Sandra y María José son las cinco protagonistas de una historia con final feliz para ellas y para su pueblo, pero también es una historia que no está exenta de reivindicaciones que, en el Día de la mujer trabajadora, encuentran todo su sentido, porque estas mujeres no lo han tenido fácil para llegar hasta dónde están hoy y, aunque han recibido valiosos apoyos tanto del ayuntamiento de Gestalgar como de entidades como Fademur-PV o FEVECTA, han debido afrontar retos y superar barreras existentes aún hoy para muchas mujeres que como ellas luchan cada día, todos los días, por derribar techos de cristal y sutiles barreras hasta poder llevar una vida digna y realizarse en lo personal y en lo laboral. Hemos hablado con ellas y nos han contado cómo han tenido que reinventarse para dar un giro a sus vidas.


Gestalmur recibió el premio a la Mejor Iniciativa Rural en Femenino 2018 de Fademur-PV, la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales, entidad que lucha por la igualdad y el progreso para las mujeres del medio rural. Tras casi cuatro años desde su creación, ahora su ejemplo se ha convertido en una experiencia piloto referente en la Comunitat. De hecho, la Diputación de Valencia está trabajando en el desarrollo e implementación del proyecto ‘Juntas mejor’, en el que colabora FEVECTA para la capacitación de mujeres en situación de vulnerabilidad social o económica para la generación de cooperativas de trabajo asociado en el sector de los cuidados en comarcas en riesgo de despoblación y con altos índices de envejecimiento del interior de la provincia de Valencia. Un proyecto en el que la experiencia de Gestalmur puede servir de inspiración a otros grupos de mujeres. De hecho, como explica Carmen, una de las socias de Gestalmur, “ya hay grupos de mujeres de municipios cercanos que se han interesado por nuestra experiencia para formar una cooperativa y nos han pedido información”.


La creación de Gestalmur está muy marcada por la situación que se vive en muchos pueblos rurales de la llamada ‘España vaciada’ y por eso mismo puede ser una iniciativa replicable en otros contextos parecidos del territorio valenciano. Como reconoce Carmen, “desde hace mucho tiempo existe cierto malestar e inseguridad en la población de estos pueblos pequeños, que acaba por provocar su marcha. Como en otros pueblos de interior, en Gestalgar ha pasado lo mismo: las tiendas han cerrado, los servicios básicos ya no funcionan como lo hacían antes y la gente joven se ha ido marchando”.

 

Gestalmur, Coop V

Maribel, Carmen, María Luisa, Sandra y María José, socias de Gestalmur

 

 

Tres apoyos: Ayuntamiento de Gestalgar, Fademur y FEVECTA


El Ayuntamiento de Gestalgar fue el principal culpable, en el buen sentido, de que hoy exista Gestalmur. Los representantes municipales veían que el pueblo no avanzaba, que la gente no emprendía y que, sobre todo, las mujeres se quedaban en casa porque aquí en el pueblo no hay mucho trabajo y en lugares pequeños como este se mantienen planteamientos como que es el hombre el que sale a trabajar y a ganar dinero mientras que la mujer se queda al cuidado de la familia. Entonces, desde el Ayuntamiento se hizo una convocatoria a las mujeres del pueblo a la que acudimos unas 30 o 40 para conocer nuestras inquietudes y saber hasta qué punto estábamos dispuestas a incorporarnos al mundo laboral”, cuentan.


Después de una serie de reuniones, el grupo inicial se redujo, como recuerda Carmen: “Éramos 15 mujeres de edades diversas que teníamos claro que queríamos incorporarnos al mundo laboral, empoderarnos y cambiar nuestras vidas”.


Entre esas mujeres se encontraban nuestras cinco protagonistas que en aquel momento estaban desempleadas tras haber estado un tiempo trabajando en diferentes empleos. Sus currículos eran variados, así como su experiencia laboral, pero para todas era importante retornar al mundo laboral. “No estás en el mercado laboral y cuanto más tiempo pasa es más difícil volver. Además, si eres mujer y vives en un pueblo rural, o te vas a la ciudad a 50 km con las dificultades de conciliación que eso conlleva, o es imposible y sientes que entras en un bucle del que piensas que no vas a poder salir”, admite.


Estas cinco emprendedoras se conocían de vista, pero poco más, lo que suponía otro reto al que hacer frente de cara a consolidar un equipo de trabajo que funcionase y que pudiese liderar una iniciativa de autoempleo. “En el pueblo todo el mundo se conoce. Nosotras nos conocíamos de vernos por el pueblo y, aunque nuestro trato era cordial, no teníamos una relación estrecha”, aclara.


Esa era una de las claves, y también las motivaciones de cada una de ellas. “Teníamos inquietudes, no sólo de tipo económico por estar en el paro, sino también de tipo personal y profesional. Así que continuamos asistiendo a aquellas sesiones”.


En el transcurso de las reuniones conducidas por el ayuntamiento, también se analizó el entorno y se exploraron las oportunidades existentes, “y nos escucharon también a nosotras”, apunta Carmen, quien explica en qué punto se encontraban ellas en aquel instante de sus vidas: “Nosotras en aquel momento estábamos en stand by; sabíamos que queríamos hacer algo, pero no sabíamos por dónde empezar”.


Acerca de las oportunidades del entorno, cabe decir que la creación de Gestalmur también responde a la voluntad del ayuntamiento de dar respuesta a una necesidad social de la población de Gestalgar. “Como muchos municipios rurales, la población de Gestalgar es en su mayoría mayor y en muchos casos dependiente”, cuenta Carmen, “así es que cuando nos sugirieron la posibilidad de encaminar la actividad hacia los servicios nos pareció bien, porque aquí hay una serie de servicios que han dejado de funcionar”.


En ese punto, al apoyo del ayuntamiento de Gestalgar se sumó el de Fademur-PV, que, como explica Carmen, “a través de una serie de talleres, nos ayudó en el camino hacia el empoderamiento, a conocernos a nosotras mismas y a las compañeras que habíamos decidido tomar la iniciativa, y nos enseñaron a trabajar en equipo”.


Tras esta fase, el grupo empezó a encauzar el camino que iban a recorrer. Pero aún había mucho que hacer para llevar adelante con éxito aquella iniciativa. Faltaba armar la empresa y una de las cosas que tuvieron clara fue la fórmula jurídica que querían que tuviera, según aseguran. “Teníamos claro que queríamos ser una cooperativa, no porque tuviéramos mucha información inicial acerca de lo que era ser cooperativa, sino porque la idea del cooperativismo siempre nos había parecido interesante. Considerábamos que era la mejor opción porque queríamos formar parte del proyecto todas por igual y tener todas voz y voto”, explica.


Así es que, acompañadas del alcalde, fueron a FEVECTA, donde se les ofreció todo el asesoramiento necesario en esta fase de la iniciativa hasta culminar la creación de Gestalmur Cooperativa de trabajo.


Pasados los años, cuando les pedimos que hagan balance, Maribel, actual presidenta de la cooperativa, nos dice que cree que, en este caso, ser mujeres les ha beneficiado, porque han recibido bastante apoyo. De otra manera, opina, “quizá no hubiéramos empezado”.


A pesar de todo, sin embargo, también reconocen que ha habido momentos de dificultad en los que se han sentido “algo desprotegidas” porque, dicen, “a partir de cierto momento, tuvimos que marchar solas” y carecían, como reconocen, de experiencia previa y de conocimientos sobre lo que supone la gestión de una empresa, puesto que siempre habían trabajado por cuenta ajena, y enfrentarse a la burocracia tampoco ha sido fácil para ellas.

 

 

Una cooperativa de servicios y cuidados a las personas


Gestalmur ofrece servicios de proximidad, principalmente de atención en el domicilio a personas mayores y dependientes de su municipio, y para ello, se han preparado y han recibido la formación necesaria para capacitarse adecuadamente mediante un Certificado de Profesionalidad de Atención Sociosanitaria a Personas Dependientes de 600 horas de duración que cursaron a través del SERVEF.


Según lo ven ellas, realizan el trabajo que tradicionalmente han hecho las mujeres sin ninguna remuneración, pero ahora de manera profesional y en coordinación con la trabajadora social de Gestalgar. Además, el hecho de pertenecer al pueblo ha sido para ellas la mejor tarjeta de visita. “Antes a los mayores los cuidaban sus familiares, pero ahora la gente se ha acostumbrado a nosotras y el día que no vas, te echan en falta”, aseguran.


Pero, a pesar de que el SAD supone la actividad principal de la cooperativa, no han querido cerrarse puertas a realizar otros servicios porque, como señalan, “tenemos capacidad para hacer otras muchas cosas por nuestra formación y experiencia anterior, y cuando diseñamos los Estatutos de la cooperativa lo hicimos de manera que nos dejara la posibilidad de hacer más cosas. Somos cinco mujeres y tienen que salir cinco sueldos”, sentencia Carmen.


Esa decisión les ha permitido realizar en momentos concretos otras actividades para todo tipo de público de diversas poblaciones cercanas con que complementar la facturación: talleres de cocina, de memoria, talleres infantiles, catering de comida saludable de km 0, etc.


Explican que ahora mismo se encuentran preparando nuevas actividades para que, en cuanto se pueda, llevarlas a cabo. Afrontan este momento de incertidumbre, dicen, “como todo el mundo, con la esperanza de salir adelante”. Tienen voluntad y ganas, y la cooperativa les ha permitido unirse en un proyecto empresarial que les ha dado nuevas perspectivas. Como ellas mismas reconocen: “juntas somos más fuertes”.

 

 

Gestalmur Coop V está en:
C/ Democracia, 21
Gestalgar (Valencia)
Facebook: https://www.facebook.com/Gestalmur-Coop-V-602481566790856/

 

 

 

 

portada blog

Ana  Real

Ana Real

Soy periodista y máster en comunicación radiofónica. Como responsable de Comunicación de la Federación Valenciana de Empresas Cooperativas de Trabajo Asociado (FEVECTA) me ocupo, entre otras cosas, de coordinar este Blog. El cooperativismo y las cooperativas necesitan un relato para explicarse, para dar a conocer a la sociedad que son otra manera de hacer empresa: más humana, responsable y conectada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y, precisamente, ese relato es el que intento construir en cada uno de mis artículos para llegar cada día a más personas.

MÁS ARTÍCULOS DE LA AUTORA

PALABRAS CLAVE

COMENTARIOS

No hay comentarios en este artículo, escribe tú el primero

ESCRIBE TU COMENTARIO

Introduce el siguiente código captcha o uno nuevo 

PARTICIPA

Si te ha gustado el post y quieres apoyar la difusión de la empresa cooperativa te voy a pedir 3 cosas:


1. Comparte este post en redes sociales utilizando los botones al final del artículo

2. Deja un comentario con tu opinión.

3. Envía una pregunta relacionada con el mundo emprendedor cooperativo, que te preocupe y quieras conocer nuestra opinión.

subir