Reflexiones

En la era del desorden, un poquito de orden cooperativo

19/10/2020 Paloma Tarazona

El mundo cooperativo ha comenzado a innovar desde sus estructuras para dar respuesta a nuevas realidades con el ánimo de influir en nuevos procesos de cambio y redirigir este desorden a un nuevo orden de naturaleza más cooperativa

Ilustración: Pilixip

Recientemente, el equipo de investigación de Deutsche Bank anunciaba al mundo el advenimiento de un nuevo megaciclo económico al que bautizaba como la “era del desorden”. El nombre, como suele suceder con aquellos que apuntan a calamidades inminentes de naturaleza incierta, ha conocido cierta fortuna en la prensa económica y en redes sociales. Una simple búsqueda por “la era del desorden” da fe de ello. Parece ser que el estudio, realizado por los economistas de la mencionada institución financiera, además de aspirar a poner nombre a una fase de la historia de la economía mundial, tiene la virtud de recopilar y dar una explicación global y coherente a varios de los acontecimientos de política geoestratégica y económicos que nos ha tocado sufrir en la última década, llegando a la conclusión de que nos enfrentemos a un punto de inflexión histórico.


Ciertamente, no son los primeros que nos avisan de la llegada de cambios profundos en las estructuras económicas que subyacen a nuestras sociedades y que, habiéndose manifestado ya antes de la explosión de la pandemia de COVID-19, se ven acelerados por la misma.


Y tenemos que preguntarnos, ¿cómo estamos enfrentando esos cambios desde el cooperativismo? De momento, podemos centrar la mirada en aquellos asuntos de nuestro entorno más próximo que el cooperativismo está ayudando a encauzar. En concreto, entre los muchos indicios que anuncian una nueva época, uno de los más relevante es la evolución que estamos viendo en las relaciones laborales clásicas, evolución que muchos achacan a un proceso de globalización desorganizado y que está contribuyendo de forma determinante al aumento de la desigualdad en los países desarrollados. Entre otras cosas, somos testigos del cuestionamiento de los límites del empleo remunerado por cuenta ajena. A lo que apuntan los “falsos autónomos” es a un proceso de deconstrucción de lo que ha significado durante décadas ser una persona trabajadora por cuenta de otro.

 

...entre los muchos indicios
que anuncian una nueva época,
uno de los más relevantes
es la evolución que estamos
viendo en las relaciones
laborales clásicas...

 

Entrando ya en el terreno de lo concreto la llamada economía de plataforma se viene apoyando en los avances tecnológicos para abaratar los costes tanto de producción como de distribución a costa de esta deconstrucción de las relaciones laborales. Frente a esta ciertamente desordenada situación, el cooperativismo de plataforma aboga por un modelo de integración tanto de las personas trabajadoras como de las personas usuarias en las estructuras de inversión y gestión de estas plataformas, de modo que ambos grupos de interés participen en las decisiones que afecten al trabajo de los unos y a la privacidad y los datos de los otros, con el fin de generar un modelo de economía de plataforma más participativo y justo para todos los grupos de interés. A pesar de que cada vez son más frecuentes este tipo de cooperativas, todavía no hemos articulado una nueva clase de cooperativa en nuestras leyes que les dé cobertura y las regule adecuadamente.

 

...el cooperativismo de
plataforma aboga por un
modelo de integración tanto

de las personas trabajadoras

como usuarias...


En este mismo contexto, también vemos que el emprendimiento se normaliza como una opción de empleo habitual, especialmente entre los jóvenes y entre las personas mayores de 45 o 50 años que aspiran a reincorporarse al trabajo tras periodos de desempleo o inactividad. La figura del profesional autónomo es la que suelen adoptar estos proyectos. Con todas sus ventajas, el autónomo también tiene sus grandes inconvenientes y el primero de ellos es la limitada capacidad de que dispone una persona sola para movilizar recursos, desarrollar proyectos y satisfacer de forma global las necesidades de sus clientes. Puestos a emprender, desde el cooperativismo, siempre hemos abogado por hacerlo en cooperación con otros, lo que permite construir el proyecto aglutinando una mayor cantidad y variedad de recursos, de ideas y de esfuerzos.


Sea como fuere, el proceso de emprendimiento se consolida como una nueva forma de construcción del propio puesto de trabajo. Al igual que otros muchos antes, este proceso puede beneficiarse de la mutualización. El cooperativismo español lleva varios años explorando la idea de las cooperativas de emprendedores cuyo objetivo es acoger a personas que están preparando su proyecto de autoempleo, a veces de forma individual, a veces con otros, bajo una forma cooperativa. Estas cooperativas de emprendedores dotan a las personas de un entorno de apoyo mutuo y autogestionado en el que contrastar, concretar y redefinir sus proyectos antes de dar el salto definitivo al mercado. Estas experiencias frecuentemente se confunden con el mal llamado cooperativismo “de facturación” que únicamente busca el abaratamiento de los costes de seguridad social de los profesionales autónomos. Por ello, es necesario desarrollar legalmente una nueva clase de cooperativas que enmarque estas iniciativas, defina sus límites y las dote de identidad propia.

 

Estas cooperativas de
emprendedores dotan a las
personas de un entorno de
apoyo mutuo y autogestionado

antes de dar el salto.


El concepto de trabajo es uno de los que más profundamente está mutando en esta nueva era del desorden. Debemos, por tanto, preparar a nuestros jóvenes para una nueva realidad en la que el emprendimiento o el autoempleo va a ser cada vez un medio más común para comenzar a trabajar. Así las cosas, las cooperativas de escolares se consolidan como instrumentos necesarios para un aprendizaje de emprendimiento social que alumbre en el futuro una economía y una sociedad más solidarias, más justas y más cooperativas a través de los proyectos económicos de los que hoy todavía son niños y niñas. Y estas iniciativas escolares configuran otra clase de cooperativas que tampoco suelen estar contempladas en nuestras leyes.

 

Las coops escolares se
consolidan como instrumentos
para un aprendizaje de
emprendimiento social [...] de
quiénes hoy todavía son
niños y niñas.

 

Como suele ocurrir en épocas de cambios profundos, la realidad va muy por delante de la actividad regulatoria. Las personas del mundo cooperativo han comenzado a innovar desde sus estructuras para dar respuesta a algunas de las nuevas realidades a las que se enfrentan. Innovan con el ánimo de influenciar estos procesos de cambio y redirigir este desorden a un nuevo orden de naturaleza más cooperativa. El siguiente paso es comenzar a incorporar estas innovaciones a nuestras normas para que puedan alcanzar su potencial transformador a través de la generalización de su uso. Y en ello estamos. Tal y como comentaba hace poco Emili Villaescusa, presidente de la Confederació de Cooperatives de la Comunitat Valenciana, en el diario Las Provincias, el sector ha presentado una propuesta de modificación de la Ley de Cooperativas Valenciana que contempla la introducción de nuevas clases de cooperativas en las que confiamos para traer un poquito de orden cooperativo a la era del desorden.

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Paloma Tarazona

Paloma Tarazona

Soy la directora de la Federación Valenciana de Empresas Cooperativas de Trabajo Asociado (FEVECTA). Licenciada en Derecho y Máster en Dirección de Empresas, llevo 25 años trabajando en el ámbito del Cooperativismo y la Economía Social.

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COMENTARIOS

20/10/2020 11:29 Francisco Montilla Domene

ES curioso como algunos conceptos cobran fuerza de manera salvaje. Puede que tendamos al caos, espero que en el nuevo orden el humanismo tecnológico, la cooperación entre personas, la amabilidad de la administración y la responsabilidad de la empresas sea una realidad.

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