Trabajan con proveedores locales para obtener materiales sostenibles, de Km.0 y libres de metales pesados

“La idea de negocio de la cooperativa Dispares surgió hace cuatro años de la necesidad de calzar a mi hija y buscar opciones para mí con un calzado respetuoso, una tendencia que suele ir ligada a la crianza actual y a una forma de vida”. Esta es la inquietud que llevó a Isabel Santos a interesarse por la tendencia barefoot, y que le dio pie, junto a su madre Consuelo Soriano, a poner en marcha el proyecto cooperativo Dispares Coop. V. hace un año.

El barefoot “es la manera de interferir lo menos posible en el desarrollo natural del pie” -afirma Isabel- “es la nueva tendencia en calzado respetuoso, que supone volver a los orígenes; una búsqueda del contacto sensorial del pie con el suelo y favorece mejor la posición del mismo”.

Dispares calza con barefoot a personas de todas las edades. Llevan por bandera uno de los principios de esta tendencia que es no calzar a los niños hasta que no caminen ya que, aseguran, “los niños no necesitan zapatos para empezar a caminar o para tener estabilidad”; además, insisten en que “en el pie hay muchos receptores sensitivos, hasta los 9 meses de vida casi más que en las manos. Son las puertas de todo lo sensorial. Los bebés aprenden a través de esas sensaciones”.

La necesidad la convirtieron en estilo de vida. Calzan desde lo natural y desde el apego a lo sensorial. La inquietud existía y la intención de interiorizar esa tendencia y trasladarlo a una actividad económica fue cogiendo forma y así se convirtió en una oportunidad real de negocio por convencimiento.

Investigaron. Se informaron y se formaron. “Vimos que los estudios científicos reforzaban la idea de que el pie tiene que tener espacio suficiente para que se desarrolle correctamente”, comenta Isabel. Así es como se pusieron manos a la obra para dar rienda suelta a su intuición y creatividad, desarrollando un producto que fuera algo más que un calzado para los pies.

El calzado respetuoso tiene que tener amplitud en la puntera para permitir el libre movimiento de los dedos, con una suela plana, fina y flexible. Puesto que la osificación se hace a base de impactos; sin embargo, si “se protege con suelas gruesas y amortiguadas lo que se consigue es justo el efecto contrario”, explican desde Dispares. Las socias de la cooperativa insisten en que “los zapatos deben ser blandos y flexibles porque cada pie necesita un calzado que se adapte a sus medidas y morfología”.

Socias de la cooperativa Dispares

En la cuna del calzado español, en Elda, hace un año que Dispares emprendió su camino profesional con los pies en la tierra, pisando fuerte, calzando respetuosamente y sin retorno. Por eso están convencidas que “si pruebas este calzado barefoot y descubres que no duelen los pies, que es cómodo y adquieres conciencia de cómo caminas, no hay marcha atrás”. Dan un trato personalizado y asesoran a quien quiere iniciarse en este mundo, “puesto que el calzado respetuoso se debe comprar midiendo el pie de cada uno, y contrastando las medias con las guías de tallas. Hay que dejar un margen de espacio para el buen funcionamiento de cada dedo, musculo y articulación”.

La actividad estaba clara y buscaban cómo la iban a desarrollar. Buscar la fórmula jurídica fue el siguiente paso. Estudiaron las posibilidades y no dudaron en crear una cooperativa porque este modelo de empresa les permite “trabajar libremente y decidir entre nosotras; además es una fórmula que nos ofrece esa flexibilidad que necesitamos según las cargas de trabajo y los resultados que vayamos obteniendo”.

Dispares fabrica y comercializa calzado barefoot para niños y adultos con un cuidadoso respeto a los pies de los más pequeños de la casa y con la intención de mejorar el bienestar en el caminar de los adultos. Lo tienen muy claro: “Un zapato nace de una necesidad, de una idea que se diseña, se modela y se escala; se hacen los patrones, se eligen los materiales y tras hacer pruebas de resistencia, transpirabilidad y duración del producto, se procede a fabricarlo”. Éste es el proceso.

La parte inicial de esta fabricación se desarrolla en diferentes fases con diversos procesos en Villena y desde Dispares se termina el proceso preparando los zapatos, comercializarlos y distribuirlos. Utilizan materiales de cercanía, en su mayoría de proveedores locales y las pieles son de primera calidad, libres de cromo y de metales pesados. Usan microfibras que provienen de una fabricación en la que el 50% es de materias recicladas e intentan siempre que sean materiales de KM0 “para disminuir el impacto y la huella de carbono”.

Cuentan con clientes de toda España y de Portugal, y alguna incursión han hecho al otro lado del charco, aunque su mayor venta la hacen online a través de su tienda online www.dispares.es. Además tienen un punto de venta en Elda que funciona con cita previa. “Nuestro clientes valoran la cercanía en el trato, la calidad de nuestros productos y las mejoras y cambios que vamos implantando”.

Dispares ofrece una gran variedad de calzado para diversos usos, y por ello han podido escalar tanto como empresa durante el año de vida de la cooperativa. “Emprendimos seguras de lo que hacíamos pero no nos podíamos imaginar que algo que rondaba en mi cabeza en tiempos de pandemia y coincidiendo con época de postparto podría tener el alcance que hoy tiene”.

A pesar del poco tiempo que son cooperativa, desde Dispares, están convencidas de que están en el buen camino. Aseguran que “formar parte de Fevecta nos da tranquilidad y creemos que nos puede aportar mucho al buen desarrollo de nuestra actividad; a fin de cuentas de lo que se trata es recibir asesoramiento en nuestro desarrollo como empresa, de establecer sinergias con otras cooperativas que nos pueden servir de guía y de motivación para avanzar. Eso es cooperar”.

https://dispares.es/

Instagram: @disparesdescalzos